Hay que hacerse valer
Están por
todos lados. En las principales ligas, en los mejores clubes. Desde que el
mercado sudamericano-europeo se hizo moneda corriente, los futbolistas
argentinos han formado parte de los equipos más destacados del viejo
continente, y son protagonistas de las competiciones más prestigiosas.
Todo equipo
campeón suele tener un argentino en su plantel, y generalmente con un rol
importante dentro de la cancha. Competitivos como pocos, poseedores de una gran
técnica, y nacen con una pelota bajo sus pies. Probablemente esta última
cuestión explique las dos anteriores y muchas más.
Sin embargo
existen clubes más reacios a los jugadores argentos, basta con ver su historia,
reciente o no tanto, para darse cuenta que no es tan habitual verlos en sus
planteles, y esto obviamente no es obra de alguna casualidad. En esta lista se
pueden destacar a equipos poderosos de Inglaterra como el Arsenal, Chelsea, Liverpool,
o incluso el Manchester United, pese a que en algunas épocas esto parece
revertirse, sólo es esporádico. Avalando esto quizás haya que decir que la
Premier League, a pesar de que la gran mayoría de nuestros coterráneos la
prefiere por sobre el resto, no es una de las ligas más accesibles para los
argentinos, pero poco a poco se va abriendo.
Pero no
sólo equipos ingleses son los que prefieren buscar otras nacionalidades. De
hecho en ligas más ‘amigables’ para los argentinos como la italiana, también
hay clubes que no acostumbran ficharlos. Uno de los que se ve más claramente es
el Milan, que contrariamente a su acérrimo rival el Inter, no ha tenido demasiados
en su historia, y se ha decantado más por nuestros vecinos brasileños.
Obviamente
todos estos equipos incorporarían a cualquiera de las estrellas argentinas, e
incluso han negociado por algunas de ellas. Cualquiera de los equipos
mencionados estaría encantado de tener a Messi, Dybala, Higuaín o Icardi, por
nombrar algunos. Pero hay algo que los hace más reticentes a incorporar
jugadores que sin ser estrellas mundiales, son también de primer nivel e
incluso de selección.
Sin ir más
lejos, en la reciente primera convocatoria de Jorge Sampaoli, aparecen nombres
del medio local como Nicolás Tagliafico, José Luis Gómez y Lucas Alario,
jóvenes realidades del fútbol local, además del seguimiento a jóvenes como
Alexander Barboza, Lucas Martínez Quarta y Sebastián Driussi, todos observados
desde Europa, pero la mayoría con varios años en Primera División.
Por estos
días, todos los medios se hacen eco del interés de clubes europeos por Alario y
Driussi, la mejor delantera del país, con 15 y 20 goles respectivamente entre
el certamen local y la Copa Libertadores.
Pero en un
mercado vendedor, no sólo son la mejor delantera por sus goles, sino también
por su valor económico. Y es que River sólo los dejaría salir por el valor de
sus cláusulas de rescisión, la del ex Colón es de 18 millones de euros,
mientras que la del ‘Gordo’ es de 15 millones de la misma moneda. Se trata de
los dos jugadores más caros de nuestro medio, con cifras que parecen
estratosféricas pero no lo son tanto para los equipos del viejo continente.
Emanuel
Mammana por ejemplo, fue transferido de River al Lyon por 8 millones de euros
hace un año, y hoy, tras un año en un equipo que no ganó títulos, se habla de
una posible transferencia al Valencia por más de 15 millones. Entonces, ¿cuánto
podría pagarse por los grandes jóvenes de nuestro fútbol si el pase fuera entre
clubes europeos?
Seguramente
es fundamental para la diferencia de montos el momento que atraviesa nuestro
fútbol, con una AFA en crisis, clubes destruidos económicamente y en vías de
recuperación. Sin embargo la duda que nace de esto es: ¿Debemos rematar al
mejor postor a nuestros protagonistas para poder superar este momento, ó mejor
vender a un precio acorde al nivel de nuestras figuras y así posicionarnos como
el mercado de calidad que somos?
Un ejemplo
claro ocurrió en las últimas semanas, cuando el Real Madrid pagó por un joven
de apenas 16 años unos 45 millones de euros al Flamengo, apenas 3 millones
menos de lo que podría costar, por ejemplo, ‘sacarle’ sus tres joyitas a River:
Alario, Driussi y Martínez Quarta. Sin agregar que estos tres últimos son
titulares y figuras en el equipo de Marcelo Gallardo, y el joven carioca sólo
ha disputado 4 partidos, que sumados, no completan 90 minutos.
Pero qué es
lo que hace que las perlas del Brasileirao tengan mayor valor que las del
fútbol argentino, si al final de cuentas los argentinos que son transferidos a
Brasil, sin ser jóvenes siquiera, se destacan incluso más que sus cracks de
cifras exageradas.
El fútbol
argentino debe superar esta crisis reposicionándose en el mundo. La nueva
dirigencia de AFA está negociando para colocar a la Selección Argentina en los
primeros planos, a la par de Alemania y España. Se está ideando un proyecto de
juveniles para volver a tener el éxito que se tuvo con José Pekerman y Hugo
Tocalli, destacados por Sampaoli en su presentación, y no hablamos sólo de
títulos, sino de lograr que los juveniles sean el futuro de la selección bajo
una misma línea.
Y dentro de
este cambio, los clubes deberían plantarse ante el mundo, y exigir por los
futbolistas que mañana serán figuras en la Champions League, cifras acordes al
mercado europeo. No hay motivo alguno para que un joven, con un gran futuro a
la vista, deba irse rematado a un equipo que pelea por no descender en España o
Italia.
Los clubes
argentinos tienen una historia que debe respetarse, y es obligación de los
dirigentes de paso hacerla respetar ante los grandes, medianos y chicos del
mundo.
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